Se trata de la Clínica Sagrado Corazón, que está cerrada desde el mes de mayo por decisión de los dueños. Los trabajadores decidieron tomar la institución para intentar abrirla nuevamente como una cooperativa.
En medio de una pandemia que afecta a todos, que haya un centro de salud cerrado es casi inhumano. En este caso se trata de una clínica de Hurlingham, que luego de varios años de problemas económicos y vaciamiento de la empresa cerró sus puertas en mayo de 2020.
Por eso, los trabajadores de la Clínica Sagrado Corazón decidieron ocupar el edificio para cuidar las fuentes de trabajo y los equipos médicos que se encuentran allí.
De acuerdo a los empleados, los dueños echaron al gerenciador que estaba a cargo y dejaron de abonar los salarios del personal en el mes de diciembre. Ahora buscan recuperar la institución y convertirla en una cooperativa de trabajo.
En declaraciones a Barricada TV, el delegado Gustavo Scardacione remarcó la importancia de reabrir el espacio en un contexto de crisis sanitaria: “Estamos en un municipio en donde las únicas camas que hay son las del hospital, y acá en la clínica hay veinte camas de internación y seis de terapia”.
La institución cuenta con una guardia con diez camas, dos de ellas de shockroom preparadas para recibir pacientes con patologías agudas de diversa complejidad, y laboratorio de análisis clínicos. Asimismo, posee un equipo de oxígeno propio y dos quirófanos, entre otros servicios.