Anoche se sancionó la “Ley de Equidad de Género”. La norma busca que los medios de comunicación tanto analógicos como online tengan un “certificado” para obtener de forma prioritaria la pauta de algunos de los niveles del estado. OPINIÓN / Por Santiago Alonso.
La iniciativa pertenece a la senadora Norma Durango del Frente de Todos. La demanda es histórica y contó c on el apoyo del colectivo Periodistas Argentinas, comunicadoras autodenominadas “feministas” y foros relacionados con temas de genero, sexualidad y prensa.
A continuación una carta abierta a colegas, legisladores/as y lectores/as en general con un sentido local:
Los malabares que hizo Gisela Marziotta en Radio Mitre para explicar esto son dignos del circense más experimentado. La lógica de esta nueva ley, presenta avances en materia de derechos en algunos aspectos, pero su base es de premios y castigos. Para poder acceder de forma prioritaria a publicidad oficial, cada medio deberá contar con un “certificado de equidad de género”.
Lo obvio: ningún medio de comunicación se sostiene sin publicidad. Ni privada ni mucho menos pública entendida esta como algún organismo del Estado (Gobierno Nacional, provincial, municipal, etc)
En muchas radios locales, regionales, comunitarias o como se las desee llamar, el personal es tan escaso como los recursos y en ocasiones llega a contarse con los dedos de una mano. La mayoría de los programas son producciones independientes, por lo tanto no existe una relación laboral. Los medios regionales (al menos en la Provincia de Buenos Aires) rara vez funcionaron como fuentes fidedignas de empleo real, en blanco, con cargas sociales, aguinaldo, vacaciones, etc. Esto sucede desde hace varias décadas y no es algo que deba achacársele a este gobierno en particular.
Hubo administraciones que fueron parte activa en la destrucción de la actividad. Durante el macrismo muchas radios se vieron obligadas a cerrar a raíz de los brutales tarifazos. Los que sobrevivieron penden de un hilo, sangran a diario y sobreviven como pueden con un equipo reducido donde – reconozcámoslo – la mayoría somos hombres como staff fijo.
Absolutamente todo es difícil y aún así buscamos y logramos hacer radio, televisión y prensa escrita de calidad. Las leyes de comunicación audiovisual no ayudaron a las radios que existimos hace varias décadas y la realidad efectiva es que cada uno ocupa un lugar por capacidades, insistencia, por dejar horas culo al aprender a editar, escribir, diseñar, formarse y no por pertenecer a un sexo en particular.
Ante esto algunos interrogantes: ¿Que pasa si un medio de alcance pequeño debe alcanzar esa paridad y hay en su mayoría tipos? ¿Raja a uno para sumar a dos mujeres y obtener el dichoso “certificado”? ¿Que pasa con los medios públicos municipales donde hay mas muchachos que generalmente son personal de planta que ya cumple funciones? ¿Los mandan a bachear y suman a dos comunicadoras, editoras, productoras, operadoras? Y ya que hablamos de obligaciones: ¿Cuando y donde van a hacer públicos los concursos para posibilitar el acceso laboral a Radio Nacional, por ejemplo?
Otra de las exigencias de la ley, los medios deberán contar con “capacitaciones en género y comunicación; acciones de apoyo a la distribución de las tareas de cuidado; disposición de salas de lactancia y guarderías; promoción del lenguaje inclusivo y creación de protocolos de prevención de la violencia laboral y de género.”
Yo invitaría amablemente a las legisladoras y representantes de La Cámpora (que viralizan el flyer que adjunto en esta carta) a conocer las instalaciones de FM Oriente 92.3 en el centro de Ituzaingó. Allí apenas hay lugar para un estudio, una cabina del operador y nada más. La emisora tiene 36 años de existencia y al momento de escribir esta nota, detallo que somos dos al frente de una radio con los recursos mínimos que tenemos. Uno es su director Francisco Bueno y quien esto escribe en calidad de colaborador.
Les mostraría el estudio, les invitaría un café para intercambiar estas opiniones y que digan lo suyo al aire, sin censura previa ni posterior en un debate honesto.
Lo mismo ocurre en FM Oeste, donde el equipo es un poco más amplio, pero no mucho más. Sobran buena voluntad, ganas de cumplir, saberes y hasta simpatía. Lo que faltan son recursos. Nada nuevo pero que las legisladoras que promueven esto lo desconocen por completo, como se verifica en los discursos que se escucharon en el recinto.
No tenemos tiempo para capacitaciones ni para aprender a hablar con la E o escribir con la X, sencillamente porque nuestras energías están puestas en sobrevivir dado que desde su desconocimiento total y absoluto creen que estamos en igualdad de condiciones que Radio 10 o Rivadavia y no tenemos los sueldazos que tienen ustedes que son privilegiados/as al hablar por nosotros. ¿Es FM Oeste una empresa inmensa como Pop Radio que pertenece a Indalo Media de C5N? ¿FM Oriente tiene las mismas posibilidades que La 100 de Grupo Clarín?
Muchos tenemos varios trabajos (formales y no formales) que nos permiten alcanzar un sueldo que nos permite vivir dignamente, por lo que lejos estamos de ser los privilegiados que creen que somos.
En relación a la convivencia cabe ser terminante: si un colega acosa u hostiga de forma probada a una mujer, se lo debe separar de forma inmediata e implacable.
Continuamos asistiendo a la debacle y ante un capítulo más de la destrucción total y absoluta de la propia identidad y de los pocos medios pequeños que quedamos, cuyas realidades vuelven a no ser tenidas en cuenta.
A lo Bernardo Neustadt, llegarán los “premios y castigos”. No se trata bajo ningún punto de vista de negar el derecho inalienable al trabajo a mujeres, disidencias y trans quienes históricamente tuvieron dificultades para insertarse en cualquier espacio de desarrollo de manera segura, muchas veces sufriendo la estigmatización. Sin embargo, la precarización nos alcanza a todos, independientemente del genero. Es necesario que algún organismo perciba esto y genere facilidades y no más impedimentos.