FM Oeste

El procedimiento, conocido por sus resultados rápidos y su bajo costo, le dejó profundas heridas en el rostro y la obligó a pasar por varias intervenciones para poder recuperarse.

En 2015, Leigh buscaba una solución rápida para las arrugas y la flacidez de su piel. En una clínica europea le ofrecieron un “lifting exprés” por 1.600 dólares, con la promesa de rejuvenecer su rostro en apenas 15 minutos. Sin embargo, al retirarse las vendas descubrió graves daños en su piel y agujeros en las mejillas.

De regreso en el Reino Unido, descubrió que el cirujano que la había atendido contaba con apenas una semana de entrenamiento en ese tipo de procedimiento. La reparación del daño demandó nuevos tratamientos y cirugías láser, que multiplicaron por diez el gasto inicial.

Durante su recuperación, la mujer optó por métodos menos invasivos, como cremas de vitamina E y masajes, hasta que las heridas comenzaron a sanar. Con el tiempo, decidió volver a someterse a una cirugía estética, aunque esta vez tomando todos los recaudos posibles: investigó a fondo a la profesional, verificó sus credenciales y comparó resultados antes de decidirse.

A lo largo de su vida, Leigh se realizó múltiples procedimientos, entre ellos una liposucción, una blefaroplastia y un lifting de senos, además de tratamientos con láser para rejuvenecer la piel. Tras su última operación —un lifting de rostro y cuello— afirma haber recuperado la confianza y sentirse bien con su imagen, aunque reconoce que su historia sirve como advertencia sobre los riesgos de actuar por impulso.

Hoy, Cobb advierte sobre la creciente oferta de tratamientos “exprés” como el Botox o los rellenos, y remarca la importancia de consultar siempre con profesionales certificados y con experiencia.